El vocablo gnósis es griego y significa «conocimiento»; es el sustantivo del verbo gignósko, «conocer». En la lengua clásica normal, y en menor medida en la koiné, o lengua común helenística, los significados de los términos gnósis y epistéme, de parecido significado, se interseccionan. En el uso filosófico, epistéme suele presentar el significado de «ciencia» o «conocimiento científico» en cuanto opuesto a «opinión»; gnósis, por su parte, significa el simple conocimiento en cuanto opuesto a «ignorancia» (denominada precisamente ágnoia).
La Gnosis, en su acepción real, significa CONOCIMIENTO PURO, un Conocimiento-Sabiduría por el cual conocer es, al mismo tiempo, ser. Es un conocimiento catártico que lleva a la Metanoia, y es totalmente diferente y distinto de lo que se entiende por Cultura y Erudición. Según Tau Jacques [1]: “el conocimiento del que se trata cuando se habla de gnosis, no es de tipo racional. Es un conocimiento espiritual, divino: De dios en mí, de mí en Dios. Y del mundo en función de uno y otro. El conocimiento perfecto”. Este conocimiento perfecto que opera la liberación del hombre trata, como nos dice Clemente de Alejandría, “de lo que fuimos, de lo que hemos llegado a ser; de dónde estábamos y desde dónde fuimos arrojados; del lugar donde nos encontramos, del lugar donde hemos sido redimidos; de lo que es el nacimiento y el renacimiento” [2]. Por lo tanto, “La gnosis es una experiencia o se refiere a una eventual experiencia interior, llamada a ser estado inamisible [que no se puede perder], por el cual, durante una iluminación, la cual es regeneración y divinización, el hombre se re-apodera de su verdad, recuerda y retoma consciencia de sí mismo, es decir, de su naturaleza y de su origen auténticos al mismo tiempo; por ello, se conoce y se reconoce en Dios, conoce a Dios y se presenta a sí mismo como emanado de Dios y extraño al mundo, adquiriendo así, con la posesión de su ‘naturaleza esencial’ y de su condición primigenia verdadera, la explicación de su destino y la certeza definitiva de su salvación, descubriéndose como ser -por derecho y por toda la eternidad- salvado” [3]. Esta Gnosis, por tanto, es universal, y siempre ha estado al alcance del hombre desde el origen de la humanidad, puesto que desde ese mismo origen el hombre ha recibido las influencias salvíficas del Cristo. Tal como nos comenta San Agustín: “lo que llamamos hoy religión cristiana existía ya desde el origen del género humano, hasta que habiendo venido el mismo Cristo, empezáramos a llamar cristiana a la verdadera religión que ya existía antes”. Esta es la religión de la Iglesia a la que podemos llamar con propiedad Iglesia Gnóstica Universal, verdadera Iglesia Interior e Invisible que ha perdurado y perdurará por los siglos de los siglos.
El cristianismo culmina en la gnosis, puesto que el mismo Cristo y sus apóstoles nos enseñan que la salvación se nos revela por el conocimiento verdadero: “Si os mantenéis fieles a mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn 8:32); la verdad se vive y se presenta en Cristo para ser mostrada al hombre y ofrecerle abiertamente el soplo del Espíritu a quien la escucha: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14:6). Encontrar y conocer a Cristo en nosotros es la verdadera Gnosis, porque es reencontrarnos y reconocernos a nosotros mismos tal como fuimos en un principio. Jesús dijo: “cuando os conozcáis, entonces seréis conocidos y sabréis que sois hijos del padre que está vivo” [4]. El Evangelio de Felipe proclama: “Viste al espíritu y te convertiste en espíritu. Viste a Cristo, te convertiste en Cristo. Viste al Padre, llegarás a convertirte en el Padre”, un verdadero gnóstico “ya no es un cristiano, sino un Cristo”. Por ello declara Lucas (6:40) que “Todo el que está bien formado, será como su maestro”. Buscarme a mí mismo y conocer quién soy y quién era con el fin de volver a lo que era - ser lo que soy. Así se resume la vía gnóstica.
El "misterio escondido desde siglos y generaciones" es "Cristo que vive en vosotros" (Col 1, 26-27).
[1] ¿Qué es la Iglesia Gnóstica? Entrevista con T(au) Jacques. Revista L’Initiation nº 3, julio-septiembre 1.978.
[2] Teodoto: Clemente de Alejandría, Extractos de Teodoto, 78, 2.
[3] Puech: “En busca de la Gnosis, I. La Gnosis y el tiempo y otros ensayos”, París, Gallimard, 1978, pág. 190.
[4] Tomás: Evangelio, versículo 3, trad. Puech, En busca de la Gnosis. II. Sobre el Evangelio según Tomás; París, Gallimard, 1978, pág 11.